Polemos Durmiente

Por Maritza Alexandra Rodríguez Acevedo*

     La discordancia es una característica inherente al ser humano. Este busca por todos los medios defender sus ideas ante los demás y está dispuesto a «luchar» para conseguirlo. Así el término polémica hace honor a su raíz griega polemos (guerra), en tanto se define como la discusión que se genera alrededor de algún tópico.

        En su ensayo «Idea de la polémica» Guillermo Sheridan (Cd. de México; 1950), se refiere a la controversia en la literatura a raíz de la querella literaria de 1932 en México.¹ El autor define y explica su importancia, vanagloriándola como un elemento esencial de la transformación social y literaria. Ochenta y seis años después podemos preguntarnos: ¿La polémica literaria, tal y como la plantea este autor, aún existe en México?

       Para Sheridan, la dialéctica en la que se envuelven los escritores es un factor esencial en el desarrollo histórico de la literatura, la sociedad y las creencias. La polémica es transformadora debido a que la constante crítica de ideas tiene como resultado un cambio en las creencias. A su vez, trae consigo nuevos «bandos» literarios que imitan a los de la política, defendiendo sus ideas, pero sin limitar la creación cultural. Según el autor, la polémica incluso funciona como un instrumento para interesar al público en la lectura. El interés en los constantes ataques de los involucrados los mantiene expectantes a todo lo que se escribe.

        Superadas las críticas literarias del siglo pasado, la literatura mexicana sufrió una transformación. Como afirma Geney Beltrán Félix (Sinaloa; 1976) la literatura del siglo XXI se vuelve reacia a la polémica (2016). Los escritores actuales se limitan a centrarse en su propia escritura. Pocas veces les preocupa cuestionar lo que otros han dicho o los aspectos estilísticos y literarios de lo que se escribe. Existe la idea arraigada de una camaradería: no hay que importunar con críticas los escritos de otros cuando lo único importante es que la gente lea. El resultado es un ambiente en el que las discusiones en torno a la literatura pierden interés. No existe esa constante crítica e intercambio de ideas que propicia la evolución literaria, «solo aplauso y cortesanía».

         A raíz de ello ¿se puede afirmar que la polémica dejó de existir en México? Más allá de las discusiones que se generan en torno a temas banales como el espectáculo, la buena polémica entre literatos sobrevive en los medios de comunicación; su principal medio de difusión no son ya los libros o los periódicos, sino la televisión y el internet. No obstante, la misma casi nunca se centra en las vanguardias literarias o el en estilo de lo que se escribe; la temática que más interesa es la política. Fieles al modelo de polémica que plantea Sheridan, los involucrados hacen públicas sus opiniones y son criticados constantemente por sus detractores. Ejemplos de esto se reflejan en las múltiples polémicas de Octavio Paz (CD de México; 1914-1998) con otros intelectuales,² así como en debates recientes, como es el caso del periodista Ricardo Alemán (CD de México; 1980).³

    Es posible afirmar que la polémica literaria ha quedado relegada en la producción narrativa actual. Sin embargo, la polémica, con algunos de los elementos que plantea Sheridan, aún existe. Es cierto que su frecuencia ha disminuido, que sus temáticas dejan de ser propiamente literarias y que se enfoca más en los problemas sociales contemporáneos. Pero se mantiene vigente como un detonante crítico para la sociedad. Problematiza la actualidad generando debates y creando interés por fuera de los círculos intelectuales. Por ello consideramos que es arriesgado sentenciar la polémica literaria a una muerte inminente. Ella simplemente duerme a la espera de que los nuevos escritores, conscientes de la importancia de la crítica literaria para el progreso y evolución de la literatura, la despierten algún día.

Notas:

¹ Esta polémica se da entre los nacionalistas Emilio Ebreu Gómez, Héctor Pérez Martínez y los contemporáneos Jorge Cuesta, Alfonso Reyes. Los nacionalistas acusan a los contemporáneos de olvidarse de «lo mexicano» y ser imitadores de escritores europeos. 

² Aunque Paz no forma parte de los escritores del siglo XXI, sus polémicas con Carlos Monsiváis y Vargas Llosa en cuanto a temas políticos sirve como un ejemplo de la importancia de la política para generar buena polémica y debate.

³ El periodista Ricardo Alemán publica una foto en Twitter (ejemplo de la difusión de los medios de comunicación) en la que establece la idea de que los seguidores de Andrés Manuel López Obrador deberían «matarlo». Este hecho ha traído consigo artículos periodísticos en los que se ataca a Alemán. 

Bibliografía:

Geney, Beltrán Félix (2016).  «Esto es lo que (no) hay: la literatura en el México del 2016» en Horizontal, fuente electrónica: https://horizontal.mx/esto-es-lo-que-no-hay-la-literatura-en-el-mexico-del-2016/ Consultado en Abril 2018.

Sheridan, Guillermo (2001). «Idea de la polémica» en Ensayo literario mexicano de John Brushwood et al (selección) y Federico Patán (coordinador de la edición, prólogo y notas), México: Editorial Aldus, pp. 500-511.

Zaitzeff, Serge (1998).  «Alfonso Reyes y A vuelta de correo. La polémica de 1932» en América: Cahiers du CRICCAL, fuente electrónica: https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1998_num_21_1_1394 Consultado en Abril 2018.

*Sobre la autora:

Nace en Zacatecas, México el 21 de abril de 1998. Es estudiante de la licenciatura en Letras de la UAZ. Ha participado como conductora en los programas radiofónicos universitarios Certezas & Paradojas y Palabras de Cantera y Plata. Ha publicado cuentos en revistas como El Mentedero, el blog literario Las sin sostén y la Antología de Autores de la Región Centro Occidente.