Ensayar la persona

30.07.2021

Por Antonio Rubio Reyes*


El poema no es un artefacto, es un espacio al que se entra.

Isabel Zapata, "Teoría del caos".



     Persona (Almadía, 2019) de Yolanda Segura es un libro sui géneris que desarrolla la idea de una experiencia total en torno a este concepto estructural. Un ejercicio similar había llevado a cabo con su obra O reguero de hormigas (Tierra Adentro, 2016). Sin embargo, en Persona la poeta utiliza todo el lenguaje a su alcance para llevar al límite las palabras: "Una persona conoce los límites de su mundo porque son los límites de su lenguaje" (56). No es la persona quien protagoniza este poema conceptual, sino el discurso poético puesto en sus extremos.


Fotograma: Persona (1966), de Ingmar Bergman
Fotograma: Persona (1966), de Ingmar Bergman

   

   En efecto, podríamos afirmar que la propuesta poética de la autora se enmarca en una postura estética artificial en tanto explora los límites del discurso, desarrollando un concepto que, finalmente, desemboca en el poema: "buscar lo que tenemos de personas en el centro y ver si afuera queda algo" (45). Quizá por ello, en la obra, conviven sanamente discursos literarios con discursos jurídicos, biológicos y filosóficos. Son acaso estas contradicciones, apuntes y ensayos las que provocan que Persona se sienta como una obra viva que se alimenta de las referencias que el lector pueda añadir, tachar o expropiar, y de este modo, lo incita a ser partícipe: cómplice y también creador . 


"Una persona conoce los límites de su mundo porque son los límites de su lenguaje" . 

    Sin embargo, esta obra puede llegar a incomodar al lector: ciertamente el poema (entendido como evento estético y autorreflexivo) parece estar buscándose constantemente: algunos textos son evidencias del concepto y otros no son más que ensayos de una entrada informativa. De ahí su esencia artificial y su carácter literario: es un poema que se va creando conforme el lector medita sobre lo que aparece y le confronta. Su propuesta cuestiona lo que consideramos académicamente como lo poético y le añade el sentido del azar, solo comparable con esas largas meditaciones y el hastío que los internautas padecemos al emprender una búsqueda en Google. No por nada escribimos: ¿Voy a tener suerte?

     En cuanto al diseño editorial, esta obra nos presenta a una autora comprometida con el cómo se mira su poema, en tanto realiza ejercicios con la imagen que retroalimentan el concepto propuesto. Esta consciencia visual se señala directamente en el texto: "Primero la imagen y después su presentación con palabras" (23). Los constantes subrayados, flechas, palabras destacadas (como si fueran hipervínculos) terminan por concederle a Persona cierta virtualidad, igual que una entrada de enciclopedia electrónica. Así, es posible ver la obra como una matroska poética: varias textualidades dentro de un contexto llamado Persona.

   Un ejemplo del interés por la visualidad se presenta en el fragmento donde la idea de persona que, recordemos, contiene también el discurso de lo literario, se encuentra desvanecida y progresivamente se manifiesta en la página: la poesía es una mentira que se cuenta varias veces para ser una verdad. Así pues, este libro de Yolanda Segura es un importante hito en el devenir de la poesía mexicana reciente, en tanto sus experimentos estéticos la transforman en una de las voces actuales más interesantes. Su apuesta por descolocar la palabra, dotándola de identidad y virtualidad no dejan a ningún lector indiferente.


*Sobre el autor: 


Antonio Rubio Reyes (Ciudad Juárez, Chihuahua, 1994). Maestro en Estudios Literarios por la UACJ. Escribió el poemario Blue (Anverso, 2019). Junto con Amalia Rodríguez y Urani Montiel recibió el premio  anual de crítica literaria y ensayo político "Guillermo Rousset Banda" por Cartografía literaria de Ciudad Juárez (Eón, 2019).

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